Tirandillo

Tirandillo
Diez años justos de garambainas. No está mal. Aquí lo dejo para explorar otras formas de correspondencia. Mi intención es reunir una o dos veces al año textos parecidos a los que he venido publicando aquí, y enviarlos por correo postal. Para recibirlos —gratis, mientras pueda permitírmelo—, envíame tus señas a la dirección siguiente:

Nos seguimos leyendo.

jueves, 16 de agosto de 2012

Estábamos como locos por ver la exposición de Gerhard Richter en el centro Pompidou, pero resulta que cierra los martes. También el Louvre. Como dice Montoro, «la vida es como es, y te la encuentras». Sí estaba abierta la exposición de Robert Crumb, pero la librería había cerrado excepcionalmente, con consecuencias tan malas para nuestro humor como buenas para nuestro bolsillo. En el Museo de Arte Moderno —del que nunca habíamos oído hablar a pesar de que está al lado de la torre Eiffel— se les ha ido un poco la mano con lo de Crumb en: dos horas y media tardamos en recorrer la exposición, y eso que apenas nos detuvimos a leer las historietas. Resulta que Terry Gilliam coincidió con Crumb en una revista que dirigía Harvey Kurzmann... Hay casualidades que parecen causalidades.
Regresamos a Tilff. Un mercadillo ha atraído a curiosos de toda Valonia y aun de Flandes. Cada semana hay rastrillos en los pueblos de la zona, y todos movilizan a increíbles cantidades de gente. En Bélgica los trastos viejos de los otros despiertan pasión, y fuerza es admitir todo lo que la brocante ha hecho por la unidad cultural nacional. No me extraña, porque aquí pueden encontrarse artículos inconcebibles, como una pulidora que parece una aspiradora; una ensaladera articulada y electrificada que resulta ser un secador de pelo; una especie de tocador infantil al que le suponemos un uso educativo... (tocador en el sentido de consola complicada, no en el sentido de «affaire Dutroux»).
Más que la cerveza y la fritanga, parece ser la basura de los otros lo que después de todo constituye un signo identitario en esta comarca de tan difícil conceptualización... Kathleen me interrumpe en mis reflexiones:
—Deberías hacer un esfuerzo por no sentirte superior a los belgas.
—No, si realmente me parece estupendo que la gente venga a estos sitios a echar la mañana. Cualquier cosa con tal de que no anden metiendo ruido con las motos, o mendigando para comprar alcohol, o meando por las esquinas.
Eh, un momento, ¿quién ha dicho eso?