Hoy ha habido alguien que ha entrado a formar parte de nuestra vida, y alguien que nos ha dejado para siempre, y alguien que ha regresado aunque nunca se había llegado a ir.
Hay alguien que había venido a trabajar y a quien una resolución administrativa con la fecha de hoy no le deja trabajar, ni terminar de venir.
Un amigo termina hoy de escribir un libro y me menciona en una nota al pie, que es el lugar en el que uno siempre ha querido verse inmortalizado.
Quien ha entrado a formar parte de nuestra vida no es una persona, sino una mosca. Nos sigue, nos observa y nos escucha. Nosotros le dejamos las migas en el plato.
Puesto en el trance de citar ejemplos de escuelas de vanguardia, un estudiante ha mencionado el futurismo, el dadaísmo y el onanismo.
En lo que a mí respecta, me he levantado demasiado pronto y me he acostado demasiado tarde. He trabajado más de lo corriente, me he divertido más de lo corriente, y he llevado todo el día una fiambrera bajo el brazo con un trozo de pastel, que no me he comido hasta las diez y media de la noche. Dejo las migas en el túper.

Kathleen me regala una botella de ginebra hecha con pepinos destilados y pétalos de rosa damascena.
Es que, además, cumplo años.