Tirandillo

Tirandillo
Diez años justos de garambainas. No está mal. Aquí lo dejo para explorar otras formas de correspondencia. Mi intención es reunir una o dos veces al año textos parecidos a los que he venido publicando aquí, y enviarlos por correo postal. Para recibirlos —gratis, mientras pueda permitírmelo—, envíame tus señas a la dirección siguiente:

Nos seguimos leyendo.

martes, 19 de noviembre de 2013

Ayer le escribí a Ana un correo electrónico que terminaba diciendo, más o menos, que a ver si nos tomábamos un café juntos cuando coincidiéramos en Madrid. Con la particularidad de que, literalmente, lo que ponía era «haber si nos tomamos un café». Me he dado cuenta hoy, al abrir el archivo de texto en el que me escribo antes algunos correos electrónicos, y me he quedado petrificado. Por si fuera poco, Ana da clases a estudiantes de Periodismo, y trata —en vano— de inculcarles que no se dice «estoy seguro que», ni «el otro área», ni «una previsión positivista». Debe de haber pensado que soy un fraude y que no me merezco su amistad. Si he sido capaz de escribir «haber» en lugar de «a ver», ¿cuántas veces habré firmado cartas, sin darme cuenta, como «un cordial salido»?  

El otro día hablaba con un catedrático emérito que me decía que a él esto le pasaba constantemente, que escribía un e-mail y luego, releyéndolo, se daba cuenta de que había cometido tres errores de bulto. «¿Pero cómo es posible que diga esto yo, que soy un hispanista famoso?», se preguntaba. Nadie está a salvo del gazapo gigante. Un gazapo que va como Godzilla destruyendo a dentelladas nuestro frágil mundo de papel.