Tirandillo

Tirandillo
Diez años justos de garambainas. No está mal. Aquí lo dejo para explorar otras formas de correspondencia. Mi intención es reunir una o dos veces al año textos parecidos a los que he venido publicando aquí, y enviarlos por correo postal. Para recibirlos —gratis, mientras pueda permitírmelo—, envíame tus señas a la dirección siguiente:

Nos seguimos leyendo.

martes, 18 de septiembre de 2012

El domingo hicimos un pan.
Durante los primeros minutos creí mantener una ventaja relativa, aunque visto retrospectivamente es evidente que estábamos finteando, midiendo nuestras fuerzas. La masa estaba en baja forma, pero no me dejé llevar por el entusiasmo y mantuve una actitud defensiva, con ocasionales golpes cruzados. Consiguió desconcertarme en el segundo round, y cuando me quise dar cuenta me había hecho una half nelson. La campana me sacó del apuro, y de vuelta en mi esquina mi entrenadora me recomendó que impusiera mi propio ritmo; aprovechando una distracción del árbitro, restregó los guantes con harina. Remonté el combate a base de juego de piernas y de golpes bajos, tratando de cansar al contrincante, pero no vi llegar la fermentación y antes de que pudiera darme cuenta de lo que estaba pasando di con mis huesos en la lona. Pero fingí estar más noqueado de lo que estaba y así, al iniciar el cuarto asalto, enlacé sorpresivamente varios ganchos, le eché granos de comino en los ojos y cerré la puerta del horno.
Nos lo comimos con queso de cabra y mermelada de higos.