Esta Erasmus tardía, de belleza
desconcertante, en uno de los trece
meses en que cualquier mujer florece
y atisbamos de la naturaleza
el arcano intuido tantas veces,
esta Helena de Troya rediviva,
¿no es trágico que todo el rato escriba
esemeses repletos de memeces?
(Lo es. Pero el autor también precisa
que estaría dispuesto a cualquier cosa,
a perder los amigos y la esposa,
el iPad, el trabajo y la camisa
tan sólo a cambio de que le escribiese
Helena alguna vez un esemese.)
N.B. Todos los hechos y personajes de este soneto son ficticios. Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia.