Nuestra secretaria ejecutiva está de baja por un embarazo complicado, y nos han puesto una suplente. Hace quince días fui a verla porque me llegó el recordatorio de la actualización de los presupuestos para el año que viene. Cada profesor es titular nominal de una serie de cuentas bancarias internas, que responden a congresos organizados, a la gestión de doctorandos o a siglas completamente inextricables. Cada año hay que actualizar el presupuesto de todas ellas. ¿En qué consiste esta operación? No tengo ni idea, porque es competencia de la secretaria ejecutiva del departamento.
Ayer me llegó otro recordatorio, en tono ya abiertamente ominoso, por lo que le envié un correo electrónico a la secretaria suplente preguntándole si había tenido ocasión de hacer la actualización presupuestaria. He aquí su respuesta: «Cher Monsieur: N’ayant pas accès au programme, je ne sais pas vérifier les prévisions budgétaires pour l’année prochaine. De plus, je termine mon travail à l’Université cette semaine. Vous pouvez vous entretenir à ce sujet avec Monsieur J***. Bien à vous, etc., etc.».
Lo cual, traducido, quiere decir: «Lo que te dije que iba a hacer no lo he hecho, y si no me llegas a preguntar ni te enteras. Hay un programa informático que es fundamental para mi trabajo pero resulta que en todo el tiempo que llevo aquí no he conseguido abrirlo, qué le vamos a hacer. Como sólo me queda una semana de trabajo, pienso pasármela cargando fotos de animales graciosos en Facebook. Arréglatelas solo. En caso de duda, puedes dirigirte a la misma persona que te ha estado mareando estos últimos meses dándote informaciones contradictorias y haciéndote quedar mal con varias fundaciones y editoriales. Que te den. Atentamente, etc., etc.».
Después de haber desahogado mi cólera desmembrando a cinco estudiantes y comiéndome un retroproyector, me siento delante del ordenador y abro el programa SAP. Se trata de un programa diseñado por extraterrestres cuya principal función consiste en transformar el dinero en antimateria. Por suerte hay un vídeo explicativo. «Seleccione una celda de la tabla haciendo clic; vuelva a hacer clic hasta que la celda aparezca resaltada en amarillo; introduzca el porcentaje de repartición resultante de amalabar el noema; valide su selección seleccionando validar». Lo dejo y salgo a buscar otro retroproyector, pero ya sólo quedan pizarras inteligentes.