Tirandillo

Tirandillo
Diez años justos de garambainas. No está mal. Aquí lo dejo para explorar otras formas de correspondencia. Mi intención es reunir una o dos veces al año textos parecidos a los que he venido publicando aquí, y enviarlos por correo postal. Para recibirlos —gratis, mientras pueda permitírmelo—, envíame tus señas a la dirección siguiente:

Nos seguimos leyendo.

miércoles, 18 de mayo de 2016

La desagradable raza extraterrestre de los vogons es descrita en la Guía del autoestopista galáctico de la siguiente manera: «No levantarían un dedo para salvar a sus propias abuelas […] sin órdenes firmadas en triplicado, enviadas, regresadas, cuestionadas, traspapeladas, encontradas, sujetas al escrutinio público, vueltas a traspapelar y finalmente enterradas en turba suave por tres meses y reciclada para hacer encendedores». Tengo fundadas sospechas de que la célula contable de nuestra Facultad está regida por uno de ellos.

La semana pasada este vogon me envió un correo electrónico relativo a un congreso que estamos organizando los profesores de español. En él que me rogaba le remitiera «las cartas de concesión de los subsidios que le hayan sido concedidos o de los que haya solicitado, en caso de que no se los hayan concedido aún». La frase es suficientemente larga como para que uno esté a punto de caer en la trampa presentando un documento que atestigüe algo que ocurrirá (o no) en el futuro, lo que seguramente abriría una puerta en el hiperespacio por la que este vogon introduciría a millones de sus congéneres en nuestro planeta, ya suficientemente provisto de burócratas.

El correo proseguía con una serie de formulismos vacíos de significado y de requerimientos arbitrarios, y terminaba pidiendo que le transmitiera asimismo los números de cuenta asociados al congreso que hayan sido generados para recibir los subsidios concedidos (o solicitados). 

Esta última parte no es tan graciosa si uno no sabe que el encargado de generar los números de cuenta bancaria asociados a los congresos es precisamente el vogon que me envía el e-mail. Tendría la misma lógica que yo le pidiera a un pobre tipo de Recursos Humanos o de Relaciones Internacionales que me dijera qué notas he puesto en mis asignaturas. O, más exactamente, qué notas voy a poner en mis asignaturas.

Sabiendo lo temible que es esa raza alienígena cuando de represalias se trata, he respondido con mucha seriedad y cautela lo siguiente:

«Estimado Sr. Vogon:

»Las cartas de concesión de los subsidios que aún no me han concedido están siendo tramitadas; generalmente las recibiré sólo una vez se resuelvan las solicitudes, pero confío en que un esfuerzo de concentración por mi parte consiga acelerar el proceso. En lo atingente a los números de cuenta, tendré mucho gusto en comunicárselos tan pronto como usted mismo los genere. 

»Quedo a su disposición para cualquier consulta relativa a este particular, etcétera, etcétera».